història d'un switch explicada el febrer del 2006: foro club sumisión



Me siento switch desde el principio. En mi no ha sido una conclusión o el resultado de una evolución. 
Mi historia en todo esto empezó con Luna. Luna era mi novia. Al principio, nuestra relación fue estrictamente vainilla. Pero al año de estar juntos, empezamos a ampliar la perspectiva a la hora de vivir nuestra sexualidad. Empezamos a experimentar y a jugar con los umbrales del dolor y del placer.
Y unido a ello, empezamos a jugar con el poder. 

La llamo Luna, porque era precisamente la luna, la que regía nuestro pacto. De luna nueva a luna llena ella era mi Ama, y de luna llena a luna nueva, era yo quien me convertía en su Amo. Llegamos a ello de una forma casi espontánea en una relación en la que sin ser ni sádicos ni masoquistas, nos encantaba cedernos el poder, someternos al otro y probar hasta dónde éramos capaces de entregarnos, sabiendo que después de este vendría otro ciclo en el que intercambiaríamos los papeles y nos pondríamos de nuevo a prueba.

Aquello estuvo lleno de magia para mí. Y llegué al convencimiento de que era genial disfrutar de los dos lados, de que si me decantaba taxativamente por uno, me iba a perder lo que me encantaba del otro.

Después, he sido casi siempre Amo y eventualmente sumiso pero ya nunca más alternando roles con la misma persona. Y siendo eso la pera, ya no es la repera.
Porque creo que la horma del zapato de un switch no es ni un Am@, ni un sumis@, sino precisamente otro switch. Pero eso, dar con otro switch complementario, es una conjunción astral que al parecer se da cada cientos de miles de años. Solo que yo tuve el privilegio de vivir una de ellas.

Con todo el cariño y todo el respeto, gaby, discrepo contigo. Yo, desde luego, siendo switch, no he disfrutado más en mi papel de sumiso que en el de dominante. He disfrutado en ambos, cada uno a su modo. Ahora que igual soy yo la excepción. 

Además, entiendo que ser switch no es un tercer rol distinto a los otros dos. Se trata más bien que en determinadas circunstancias, una misma persona es capaz de disfrutar ( que en definitiva es de lo que se trata) asumiendo uno u otro rol. No somos grises, sino que podemos disfrutar tanto del blanco más claro como del negro más oscuro, lo cual no es exactamente lo mismo.

Y en lo que dices del agua dulce y el agua salá, pues que queda gracioso y eso, pero nada más. Es como si dijeras que los que se definen como bisexuales lo hacen por no atreverse a declarar su homosexualidad.

No necesariamente hay por que andar eligiendo y decantándose para siempre jamás entre el estudias o trabajas, los tirios o los troyanos, las churras o las merinas, o si cueces o enriqueces.

Yo, desde luego, reivindico mi derecho a que me guste el mar y la montaña, y la carne y el pescao. Y como decía aquel, cuando haya una guerra mundial entre todos los hombres, yo me pondré del lado de los osos.

Al menos es mi forma de verlo.

Saludos